Es hora de vivir sin miedo y es el momento perfecto para empezar a trabajar en algo que no se paga con dinero: hablamos de libertad emocional.
Ahora bien, ¿a qué nos referimos específicamente cuando hablamos de libertad emocional? ¿Significa que podemos decir, expresarnos y comportarnos en cualquier momento según nuestras necesidades?
No. Este concepto es parte indiscutible del crecimiento personal e implica sobre todo el desarrollo de una adecuada competencia en materia de Inteligencia Emocional.
Ser libre emocionalmente significa saber gestionar tus sentimientos y, al mismo tiempo, saber defenderte, respetando siempre a quienes tienes delante.
Para vivir sin miedo, debes poder tomar decisiones. Debemos romper con ciertos mandatos que otros nos han impuesto y ante los cuales nos sentimos prisioneros, asfixiados en una infelicidad en la que ni siquiera nos ocupamos de nuestras propias necesidades.
El momento de ser feliz siempre es ahora. y para lograr este objetivo te invitamos a poner en práctica estas 5 estrategias.
1. Por tu libertad emocional: Deja de reprimir tus emociones
La mayoría de nosotros hemos sido educados en la cultura del silencio, una “no llores”, “no demuestres”, “escóndete, calla y usa mentiras piadosas en lugar de la verdad”. Sin embargo, esto no es adecuado y, más aún, debemos tener en cuenta que la represión continua de las emociones tiene graves consecuencias en nuestra salud.
No se trata en absoluto de dar rienda suelta a cada uno de nuestros pensamientos y sentimientos sin aplicar ningún filtro. es bastante suyo practicamos una madurez adecuada en la que no debemos quedarnos callados sobre lo que necesitamos y nos lo merecíamos.
Piensa por un momento con estas ideas:
- No mereces que te violen. A veces la gente acaba ampliando nuestros umbrales de tolerancia hasta límites insospechados.
- No necesitas que otros te digan cómo ser feliz.
- No es necesario practicar la cultura del silencio“Me hago daño y lo escondo”, “tú me ofendes y te perdono”.
Las emociones no se pueden reprimir: hay que comprenderlas, escucharlas y gestionarlas.
2. Habla en primera persona para promover tu libertad emocional
La libertad emocional necesita personas que sepan hablar en primera persona y que se atrevan a decidir por sí mismas. En nuestros entornos cotidianos no es tan fácil ejercer este derecho personal.
- Cuando hablamos en primera persona y nos atrevemos a decir frases como: «Necesito que me respeten, porque hasta ahora no he tenido un momento para mí, nunca me han tenido en consideración» es probable que nos tachen de egoístas.
- Establecer prioridades cuando es necesario NO es un acto de egoísmo.
- Decir la verdad sobre lo que sentimos, pensamos y valoramos NO es una forma de imponer nuestra voz. Es mostrar quiénes somos, para que seamos tomados en consideración y respetados.
Alzar la voz y hablar en primera persona no es un uso de poder. Es un acto democrático que todos deberíamos tomar en la familia, el trabajo y en cualquier contexto.
3. Comprenda y gestione sus emociones negativas
El aprisionamiento emocional no se debe únicamente a la presión de los demás, los efectos de las malas palabras o la decepción que nos dan los demás.
- A menudo nosotros mismos acumulamos emociones negativas. No sabemos poner filtros, porque no los tratamos como deberíamos.
- La ira no se esconde ni se oculta. Ni siquiera se filtra a través de gritos o agresiones.
- Necesitamos comprender la fuente de la ira y resolverla.
- Además, debemos saber que se trata de una emoción negativa. encuentra mucho alivio mediante el ejercicio físico o la expresión artística.
- Ni siquiera la tristeza se puede ocultar: termina y se canaliza hacia nuevas metas, con nuevos objetivos.
La decepción se cura con el perdón. Pero no con ese perdón que se entrega, sino con aquel que comprende que, a veces, es mejor cortar vínculos y cerrar puertas para abrir otras nuevas.
4. Recuerda de qué están hechos tus sueños
A medida que avanzamos en nuestros ciclos vitales, dejamos de darle importancia a los sueños de nuestra juventud. Está claro que hay cosas por las que nuestros trenes ya han pasado.
- Recuerda, sin embargo, que la felicidad no conoce edades. Los sueños se reciclan y deben ser siempre nuestro motor diario.
- La libertad emocional requiere que seamos siempre personas esperanzadas.
- Los sueños y metas a corto y largo plazo son los que dan alas a esa necesidad de actuar, de luchar por lo que nos gusta, nos define y nos hace sentir importantes y competentes.
5. Recuerda que eres más fuerte de lo que crees
Hay un libro muy recomendado que quizás te interese leer: Ikigai Por Francesc Miralles. Explica el concepto de ikigai que no es otra cosa que esa búsqueda constante por parte del ser humano de aquello que le hace feliz.
- En este libro también se nos enseña esto. la mayoría de nosotros nos consideramos personas frágilescomo seres en quienes la adversidad ha dejado muchas huellas.
- Sin embargo, el autor del libro explica que en el concepto de ikigai hay una idea que vence la resistencia.
- Es “antifragilidad”. Sería un estado al que llegarían las personas frágiles cuando descubre todas las fortalezas que pueden desarrollar y eso, en cierto modo, les permitió adaptarse y ver la vida con la esperanza de ser más fuertes emocionalmente.
Aprendamos entonces a desarrollar nuestra «antifragilidad», a avanzar cada día sintiéndonos más fuertes, más valientes y dignos de nuestra felicidad.
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